Hacía tiempo que no escribía en el blog...cosa que no debería suceder pero esta entrada va dedicada a un libro que me he comenzado a leer hace unos días, voy por la mitad y me está encantando. Creo que a todos aquellos interesados en el mundo de la comunicación, los medios, los inicios de Televisión Española...debería leerse este libro de Juan Felipe Vila San Juan.
Aquí dejo un fragmento que me ha gustado mucho:
En marzo de 1959 se retransmitió en directo un Barcelona-Madrid en <<Chamartín>>. Emoción al rojo vivo. Cien mil espectadores en el campo, pero un millón de teleespectadores en Madrid y 400.000 en Barcelona (...)
El día del partido, ocurrió una anécdota enternecedora. Se estaba en plena retransmisión; y la telefonista pasó una llamada exterior al control de continuidad.
- Es un niño que quiere que le quiten el fútbol o no sé qué. No lo entiendo bien.
- El realizador de continuidad se puso al aparato y estableció contacto con el niño.
-Dime.
-¿Tú eres el director?
-No hijo, soy el realizador de continuidad. Pero, ¿qué puedo hacer por ti?
-Pues mira, yo llamo para ver si podéis quitar lo del fútbol y ponerme dibujos animados, a ser posible los del gato y el ratón.
-Me parece muy bien, pero...escucha; el fútbol lo están viendo miles y miles de personas mayores y están disfrutando. Tú no querrás fastidiarlos a ellos, ¿verdad?
-No, no. Si yo sólo quiero que lo cambiéis en mi televisor; no quiero molestar a los otros.
Este niño se había adelantado veinte años en el túnel del tiempo. Hoyy (1981) hubiera solventado su problema con un cartucho de video-cassete.
Hace 31 años de esta afirmación sobre el video-cassete, 56 de la aparición de la televisión...Creo que ha llovido bastante hasta ahora, 2012. La tecnología avanza cada día a un ritmo impresionante.
En la historia de un hombre, veinticinco años son mucho. Pero en la historia de una nación, no son nada. Y según nuestro estado de ánimo, echarle una ojeada a un cuarto de siglo puede ser como ir a ver un viejo film que en su día nos hizo llorar y hoy nos da risa, o como reencontrar a una antigua amante que entonces nos hacía suspirar de ilusión y ahora nos da una terrible pena.
Juan Felipe Vila San Juan